“La rosa blanca” (opinió, María Ramos)

“La rosa blanca” (opinió, María Ramos)

El poema de cultivo “Una rosa blanca” lo leí de niña, casi adolescente, aunque no recuerdo ni dónde ni por qué lo leí. Pero lo cierto es que se quedó gravado en mi mente, en mis recuerdos infantiles. Muchos años más tarde volvió a aparecer este poema, ahora ya en un libro de poemas que

El poema de cultivo “Una rosa blanca” lo leí de niña, casi adolescente, aunque no recuerdo ni dónde ni por qué lo leí. Pero lo cierto es que se quedó gravado en mi mente, en mis recuerdos infantiles. Muchos años más tarde volvió a aparecer este poema, ahora ya en un libro de poemas que guardo con mucho cariño.

El poema en cuestión dice:
“Cultivo una rosa blanca, / En julio como en enero, Para el amigo sincero/ Que me da su mano franca. / Y para el cruel que me arranca / El corazón con que vivo, / Cardo ni ortiga cultivo:/ Cultivo una rosa blanca”.

Este poema, que de niña recordaba que era de un escritor desconocido, años más tarde (tantos como 40) descubrí que era de José Martí: poeta y político cubano.

Esto me hace pensar que la historia, la literatura, la cultura en general, está escrita por los poderosos. Y, por eso, tal vez, en los años 70, reconocer un precioso poema a un revolucionario cubano era demasiado transgresor, aunque este poema hablara de la amistad.

Los versos de la rosa blanca me han acompañado a lo largo de mi vida y siempre han surgido de mi subconsciente en situaciones en las que las relaciones de amistad, familia o con compañeros me producían sufrimiento emocional. Durante estos periodos siempre han surgido estos versos en mi pensamiento, que se repiten de manera machacona. Es como si entrara en un bucle, del que no puedo escapar.

Ahora, en uno de esos periodos en los que las emociones se disparan, agitan y centrifugan, están en plena efervescencia y ya no sé quién soy ni cómo soy. Son momentos en los que hacer balance de la vida y preguntarse cómo ha sido, qué conflictos has vivido, cómo se han gestado y cómo se han solucionado, etc… También son momentos para mirar hacia el futuro, interrogarse sobre cómo será, quién te acompañará o si estarás sola (entendiendo que estar solo no es lo mismo que sentirse solo).

La soledad como compañera no necesariamente ha de ser dolorosa, la soledad vivida de manera plena, consciente, puede ser un buen acicate para superar los problemas ante los cuales nos enfrentamos a lo largo de la vida. En ocasiones, en momentos difíciles -más difíciles que los cotidianos-, surge del interior una fuerza y unas capacidades que desconocíamos o a la que no dábamos valor porque la rutina, el día a día, era tan trepidante que anestesiaba nuestras capacidades. No es de extrañar que al hacer balance y mirar hacia atrás descubramos, constatemos, la gran fortaleza con la que hemos superado graves problemas. Esta capacidad nos sorprende y es entonces, a posteriori, cuando valoramos y reconocemos nuestro potencial. Y exclámanos: “Me crezco ante las dificultades”. Esto no obvía que estas batallas vitales nos hayan dejado una muesca, una herida, en nuestra piel, en nuestra alma.

En estos momentos, decía, han vuelto a surgir de manera machacona los versos: “Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo. Cultivo una rosa blanca”.

La diferencia radica en que hoy me he decidido a compartir con vosotros este sentimiento tan íntimo y personal, como es la huella que ha dejado en mí este precioso canto a la amistad.

Creo que en el fondo es una invitación, un ruego, para que entre todos trabajemos en el cultivo de un jardín pleno de rosas blancas.

Asem Catalunya
Asem Catalunya
ADMINISTRATOR
Perfil

Posts Carousel

Deixar un missatge

El teu email no serà publicat. Es requereixen els camps marcats amb *

Cancel reply
Free ebooks Library z-lib project
Free ebooks Library z-lib project