‘La previsibilidad de las cosas’ (opinió, María Ramos)
Publicada el 29 de maig de 2020
Si hacemos una revisión de los escritos que he ido compartiendo con vosotros a lo largo del periodo de confinamiento, podremos observar que de una manera tímida iba anticipando las situaciones en las que nos vamos encontrando.
Así, por ejemplo, en el artículo sobre la furia, hablé de la crisis política, que en algún momento califiqué como un virus más dañino que el Covid-19. Furia que no para de subir y que va circulando a gran velocidad, recogiendo más y más furia.
También me referí al duelo social. Ayer comenzó el duelo oficial: banderas a media asta y concentraciones a las 12h, con un minuto de silencio. Estos ritos de paso nos ayudarán a elaborar el duelo, tanto a nivel individual como social. De todos modos, me sigue sorprendiendo el miedo que tenemos a la palabra “muerte” y seguimos diciendo: “En homenaje a los que se han ido”. No se han ido, ya que si se van algún día pueden volver. Se han muerto y, por lo tanto, no volverán nunca. Nos quedará, eso sí, su recuerdo, sus gestos y sus reacciones, que en algunos casos mimetizaremos. Y, es que somos lo que hemos vivido y con quien hemos vivido.
No lo tenemos fácil para afrontar la nueva realidad (o, tal vez, sí). En cualquier caso, para ello, tenemos que recordar y aprender de la situación vivida. Hemos de aprender de:
– El parón total de la rutina del día a día, que supuso el confinamiento.
– También, sobre la vulnerabilidad de las personas. La salud, la muerte, no solo la individual sino la social. Nunca habíamos visto tantas muertes diarias por una misma causa.
– La importancia de la política y la certeza de que todo lo personal es político.
– La solidaridad, que en los momentos duros de la pandemia nos ayudó a superar el miedo y el peligro; inmensa y extensa corriente de solidaridad, que se desató y desbordó a toda la sociedad. Brotó el sentimiento de que juntos podremos salir de ésta y dio pie a gran cantidad de iniciativas: jóvenes que se organizan para ayudar a los mayores en la compra diaria, mujeres que confeccionan mascarillas y que entregan gratuitamente, emprendedores que se ponen a fabricar pantallas faciales, empresas que cambian sus líneas de producción y que ahora fabrican geles hidroalcohólicos o respiradores de los que dependía la vida de muchas personas, sanitarios que trabajaron sin descanso y sin medios de protección… Y un sinfín de iniciativas y acciones que, de manera espontánea, se conjugaron para ayudar y autoayudarnos a superar los terribles momentos de la pandemia
Todo el país se puso a trabajar para superar la pandemia. La sociedad estaba funcionando como un grupo de ayuda mútua. El apoyo, el acompañamiento, se respiraba en el ambiente.
Recordáis algunos de los escritos en los que decía que “el pueblo unido jamás será vencido” y que esto era un peligro para determinados poderes fácticos, pues la prueba es que, con la furia desatada por determinados políticos, nos han destruido esa ilusión, ese sentimiento de pertenencia, esa solidaridad que nos ayudó en los peores momentos.
La reciente experiencia nos ha demostrado que pudimos hacer frente a la pandemia desde la autoorganización, la solidaridad, el empoderamiento, el sentimiento de pertenencia, de comunidad, y de que todos juntos podemos. Es importante recordarlo dado que esta experiencia también nos ha demostrado que todo lo personal es político.
Retomemos, por lo tanto, esos valores todos y cada uno de nosotros. Ejerzamos nuestros derechos y aislemos la furia, la ira y la destrucción. Asentemos los valores, que nos ayudaron a superar la pandemia, de solidaridad, compañerismo, apoyo, libertad e igualdad.
Solo así lograremos que la nueva realidad sea un poco más confortable.
(Foto: Pixabay)