‘Volver’ (opinió, María Ramos)

‘Volver’ (opinió, María Ramos)

Como decía la vieja canción: “Y volver, volver, volver”… ¡Qué difícil está siendo la vuelta a la nueva realidad! Tenemos unas ganas enormes de “volver a tu lado otra vez” pero las dudas, el miedo, la incertidumbre y las prevenciones nos atenazan y vamos aplazando el momento. No es fácil volver cuando sabemos que el

Como decía la vieja canción: “Y volver, volver, volver”… ¡Qué difícil está siendo la vuelta a la nueva realidad! Tenemos unas ganas enormes de “volver a tu lado otra vez” pero las dudas, el miedo, la incertidumbre y las prevenciones nos atenazan y vamos aplazando el momento.

No es fácil volver cuando sabemos que el virus convive con nosotros y que podemos infectarnos o infectar en cualquier momento. Casi sin querer, hemos relajado las medidas de prevención. Las mascarillas son un elemento más de nuestro atuendo: ya no son aquel elemento sanitario que había que utilizar con enormes medidas de seguridad. Ahora las vemos de diferentes estilos e, incluso, decoradas acorde con el vestuario -aunque esto no sé si es una medida de normalidad o de banalizacion-; también, colocadas en la barbilla o como diadema. Nos las colocamos sobre todo en la boca y la nariz cuando nos cruzamos con alguien, si es que nos da tiempo.

El lavado de manos ya no es tan intenso, como observamos cuando entramos en un establecimiento y no encontramos tan a menudo el dispensador del gel hidroalcohólico. Todo es una aparente nueva realidad, pero: qué difícil es volver cuando la exigencia de salud laboral es que hay que hacer una desinfección general del local y de los sistemas de aire acondicionado, usar mascarillas y pantallas faciales, gel hidroalcohólico, desinfectar al entrar y salir tu puesto de trabajo, y recomendar o exigir a los usuarios el uso de mascarillas y lavado de manos. En algunos casos -y, sobre todo en nuestro ámbito: personas con ENM y, por lo tanto, un colectivo de riesgo-, tenemos que firmar un consentimiento informado en el que asumimos que conocemos los riesgos que significa recibir los servicios. Y, con ello, que la cadena de contactos supone un riesgo de contagio, que nos obliga a informar de cualquier posible contacto con el virus.

Otro factor de riesgo es la utilización del transporte público, donde se recomienda evitar las horas punta. En caso del transporte privado, hay que pedir a la Generalitat un certificado de coche autoresponsable, etc.

Qué difícil es volver a esta aparente nueva realidad con todos estos condicionantes. Y, sin embargo, hemos de volver porque este virus estará con nosotros todavía un tiempo. Solo un tratamiento médico y una vacuna nos permitirá convivir con él, asumiendo que es otra enfermedad social más y que, tal vez, algún día será erradicada. En eso están trabajando los científicos. Esa vacuna aparecerá más pronto que tarde y, cuando aparezca, nos enfrentaremos a otro gran reto: el de la justicia social, para que pueda estar al alcance de todas las personas, que sea universal y accesible, que haya dosis para todos y que nadie sea discriminado por ninguna razón.

Son tantos los retos a los que hemos de hacer frente que se hace muy difícil volver.

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