esperanza – Asem Catalunya http://asemcatalunya.com Associació Catalana de Persones amb Malalties Neuromusculars. Atenció individual i familiar a persones amb Duchenne, Atrofia Espinal, Steinert, Charcot Marie Tooth, Miastenia, Fri, 05 Jul 2024 10:52:25 +0000 ca hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.26 http://asemcatalunya.com/wp-content/uploads/2015/04/cropped-01-e1688122564693-32x32.png esperanza – Asem Catalunya http://asemcatalunya.com 32 32 ‘Anticipándonos a la nueva realidad’ (opinió, María Ramos) http://asemcatalunya.com/anticipandonos-la-nueva-realidad-opinio-maria-ramos/ http://asemcatalunya.com/anticipandonos-la-nueva-realidad-opinio-maria-ramos/#respond Mon, 18 May 2020 16:12:47 +0000 http://asemcatalunya.com/?p=7804 Durante este tiempo de pandemia y confinamiento he tenido la oportunidad y el atrevimiento de leer “La Peste”, de Albert Camus. A medida que iba avanzando en su lectura iba constatando las similitudes de los comportamientos humanos en ambas pandemias, dando la sensación de que se estaba describiendo la situación actual pero ubicándola en otro

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Durante este tiempo de pandemia y confinamiento he tenido la oportunidad y el atrevimiento de leer “La Peste”, de Albert Camus. A medida que iba avanzando en su lectura iba constatando las similitudes de los comportamientos humanos en ambas pandemias, dando la sensación de que se estaba describiendo la situación actual pero ubicándola en otro escenario.

Posiblemente, después de esa lectura, de la vivencia diaria intensa y del interés por todo lo que ocurre en esta pandemia es por lo que me atrevo a referirme a eso que se ha dado por llamar la “nueva realidad”. Como tal aventura, todo lo que pienso puede o no puede ocurrir.

Las primeras semanas de la pandemia, todos nos confinamos en casa con miedo: miedo a ese virus que ya conocemos por su nombre, Covid-19.  El miedo al contagio nos hizo ser pacientes y atentos a la evolución de la pandemia. Veíamos espantados la gran virulencia de la misma, los hospitales desbordados, los miles de fallecidos diarios y nos encomendábamos a los astros, a Dios, a los sanitarios. Sobre todo, seguíamos las indicaciones de los responsables sanitarios para seguir el confinamiento y evitar infectarnos. Salíamos entusiastas cada día a las 20h a aplaudir para agradecer a los sanitarios su trabajo, pero también como autoayuda para todos y cada uno de nosotros. Nos servía para mantener la esperanza, para no sentirnos solos, para resistir y para salir de ésta.

A medida que transcurrían las semanas y que el confinamiento se alargaba, la curva de nuevos infectados se iba doblegando y disminuía el número de muertes diarias, se fue instalando una nueva realidad. Aparecía una nueva virulencia. Esta vez, política. Asistimos espantados a esa agresividad, a esa escalada de tensión política, que poco a poco se ha ido trasladando a una tensión social. Ya no estamos espantados por la virulencia del Covid-19, ahora el espanto viene por la clase política y por sus altavoces, que es la prensa.

Cuando era muy jovencita aprendí que la prensa era el auténtico poder y que para acabar con la explotación del hombre por el hombre ya no era solo necesario el control de los medios de producción sino, también, el de los medios de comunicación. Ahora que ya no soy jovencita he aprendido que los medios de comunicación son el poder. O al menos uno de ellos.

Llegados a este punto y viendo la escalada de tensión que vociferan los medios de esos políticos histriónicos, sus exigencias cortoplacistas y su falta de lealtad al facilitar las informaciones a los responsables sanitarios (información parcial, fuera de hora y contradictoria), se extiende la desconfianza. Y ello abona el campo para la explosión del descontento social. Aquí permitidme que agradezca los modos, estilo y explicaciones del Dr. Simón: un gran hombre en medio de esta jauría que se ha desatado en búsqueda de -supongo- algún culpable, por lo tanto, reo y elemento a eliminar. Y como toda jauría, esta es ciega, alocada y movida por el ansia de matar (esto último, en sentido simbólico). Probablemente, sea más correcto decir “destruir al equipo político que está liderando la respuesta a la pandemia”.

El Gobierno ha cometido errores en la previsión del impacto de la pandemia, en no aislar Madrid, en la compra de material sanitario, etc. Hay que admitirlo. Pero también hay que señalar que la oposición no ha sido leal y no se ha puesto precisamente a trabajar para minimizar los estragos en la salud y la vida de los ciudadanos causados por la pandemia, sino más bien al revés. Ha salido en tromba con el objetivo de asumir el poder que no pudieron asumir en las elecciones, sirviéndose de la pandemia. Y es por esa actitud destructiva de la clase política, a la que se han sumado sus correligionarios, determinada prensa y una parte de la sociedad, por lo que pienso que no habrá una nueva realidad y que, como sociedad, no hemos aprendido a vivir de una manera más solidaria.

Y es que, además, en medio de este clima de tensión, están apareciendo iniciativas del tipo: “qué hay de lo mío”. Sí que es cierto que hay colectivos más desfavorecidos a los que hemos de proteger, pero también es cierto que estos mismos colectivos deberían reclamar desde el convencimiento del bien común, desde la idea de comunidad y desde la propuesta de avanzar hacia una sociedad más justa. Me duele ver que estas iniciativas, justas reivindicaciones, estén hechas desde “lo mío” y no desde “lo nuestro”, lo colectivo, lo social.

Esto me hace pensar que la crispación política y de los medios (prensa y redes sociales) se ha trasladado a la mentalidad colectiva. Y eso no augura nada bueno para afrontar la nueva realidad. Hemos frustrado el deseo de hacer una sociedad diferente de aquella en la que estábamos instalados antes de la pandemia: de ir hacia una sociedad que fuera más justa, más solidaria, más respetuosa, más igualitaria.

Mi temor es que saldremos de la pandemia como jauría y en la idea de que el hombre es un lobo para el hombre. ¿Podemos albergar aún un poco de esperanza?


(Foto: Pixabay)

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‘La impaciencia’ (opinió, María Ramos) http://asemcatalunya.com/la-impaciencia-opinio-maria-ramos/ http://asemcatalunya.com/la-impaciencia-opinio-maria-ramos/#respond Thu, 07 May 2020 11:34:21 +0000 http://asemcatalunya.com/?p=7743 No tengo demasiada esperanza sino más bien tengo preocupación por la deriva social, política, e individual en la que, parece, nos hemos instalado en este periodo de desescalada. Todos tenemos prisas. ¡Qué pronto hemos olvidado aquello de vivir el aquí y el ahora! La reflexión y el aprendizaje ya no nos sirven como valores. La

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No tengo demasiada esperanza sino más bien tengo preocupación por la deriva social, política, e individual en la que, parece, nos hemos instalado en este periodo de desescalada. Todos tenemos prisas. ¡Qué pronto hemos olvidado aquello de vivir el aquí y el ahora! La reflexión y el aprendizaje ya no nos sirven como valores. La ilusión de una sociedad más solidaria se desvanece.

No tengo demasiada esperanza tampoco de que todo el sufrimiento que hemos vivido nos haya ayudado a ser más sensatos, generosos, amables o colaboradores. Y no tengo demasiada esperanza porque ahora que comienza la desescalada, y el camino hacia la nueva normalidad, están surgiendo reivindicaciones personales del estilo: “¿Qué hay de lo mío?”

La explosión de una sociedad solidaria, optimista, grupal que asumía el reto de “de ésta, todos saldremos” se ha transformado rápido en una sociedad que está en la puerta de salida, ansiosa, expectante y a la defensiva para salir la primera.

Los aplausos de las 8 de la tarde de agradecimiento y defensa de los servicios públicos pueden quedar en algo festivo, sin más transcendencia. Ahora surgen iniciativas para ir a la medicina privada para hacerse los tests: “Yo, que puedo pagarlo”.

No tengo demasiada esperanza porque los políticos que hacen y viven de la política en nuestro país parece que sean -o son- un fiel reflejo de nuestra sociedad. ¡No son tan extraños! Por eso se permiten el lujo de, en uno de los momentos más difíciles del país, dinamitar, impedir acuerdos que, además de las medidas que pudieran establecer, darían un ejemplo a la sociedad de que la colaboración, la confianza, la nobleza, la ética y el compromiso sirven para salir mejor parados de la grave situación en la que estamos y la que nos depara el futuro. Los políticos  no escuchan, solo se escuchan a ellos mismos.  Sus discursos políticos son agresivos, descarnados, en los que las negociaciones de partido vuelven a tener más importancia que la salud de los ciudadanos.

No tengo demasiada esperanza en los datos económicos. No me sirve que comparen los datos de este mes con los del mismo mes del año pasado. No son comparables y compararlos genera malestar e irracionalidad. La pandemia ha parado durante 60 días el sistema económico. No me digan que no vienen turistas: no es que no vengan es que las fronteras están cerradas.  No me digan que ha aumentado el paro: es que medio país nos fuimos todos al paro para preservar la salud.

No tengo demasiada esperanza porque, asumiendo la desescalada, la infección del covid19 ha sido y debe continuar siendo un asunto de salud pública. Es una infección de carácter social, no es una infección que se contrae en un puesto de trabajo.  No es un tema de salud laboral, es un tema de salud pública. Y como tal, tiene que seguir siendo tratado. Los ciudadanos, los trabajadores, tenemos nuestra responsabilidad personal para protegernos y proteger a los otros pero la responsabilidad del control de la pandemia es pública.

Tuve esperanza en que el sufrimiento de estos días nos enseñaría a vivir de una manera más confortable, que la visualización de los centenares de muertos nos haría entender que todo lo personal es político, que la colaboración y la solidaridad nos ayudarían a reconocer y respetar al otro, que la ilusión de que “todo va a salir bien” nos uniría y sentaríamos las bases de esa sociedad que por momentos vivimos: solidaria, comprometida, de bienestar y que generó -o me generó- esperanza.


(Foto: Ignasi Robleda)

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‘Mirando al futuro’ (opinió, María Ramos) http://asemcatalunya.com/mirando-al-futuo-opinio-maria-ramos/ http://asemcatalunya.com/mirando-al-futuo-opinio-maria-ramos/#respond Fri, 17 Apr 2020 16:59:58 +0000 http://asemcatalunya.com/?p=7612 Hoy necesito hablaros del futuro y para ello vamos a comenzar analizando el presente. Un presente, el nuestro, que como ya sabéis viene marcado por un virus que se ha apoderado de nuestra forma de vida, paralizando -o casi- la actividad económica, no solo del país sino de medio mundo, con la consiguiente incertidumbre sobre

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Hoy necesito hablaros del futuro y para ello vamos a comenzar analizando el presente. Un presente, el nuestro, que como ya sabéis viene marcado por un virus que se ha apoderado de nuestra forma de vida, paralizando -o casi- la actividad económica, no solo del país sino de medio mundo, con la consiguiente incertidumbre sobre el futuro económico (individual, empresarial y, también, de país).

Este virus nos mantiene confinados en casa y con miedo a los contagios cuando hacemos las escasas salidas que podemos hacer. Miedo a ir a visitarnos al hospital; miedo a contagiarnos incluso en nuestra propia casa. Y es que el Covid 19 es un virus que mata.

Nos horroriza escuchar cada día el número de fallecidos, que la realidad nos hace pensar que no son 19.000 sino que pueden ser hasta el doble. Un número de muertes difícil de digerir, imposible de admitir y más imposible aún para elaborar el duelo. Éste, además, se produce a nivel individual, ya que muchas personas mueren sin poder estar acompañadas por los suyos; sin que las familias puedan realizar el rito del enterramiento, que es un rito social que permite o facilita la elaboración del duelo, la aceptación de la pérdida, el reconocimiento y reparación del individuo con el fallecido. Es decir, una elaboración del duelo sana y que permitirá salir del dolor de una manera más constructiva y reconfortante. También hay situaciones más dramáticas: de personas que mueren solas en sus casas sin recibir ningún tipo de asistencia. Casi me atrevería a decir, abandonadas.

No obstante, la pandemia y su evolución también nos sitúa ante un duelo colectivo, de toda la sociedad, de gran parte de la humanidad. Y cómo elaboremos este duelo es lo que nos dará las pistas de hacia qué modelo de sociedad nos encaminaremos.

Nuestra sociedad, nosotras, las personas afectadas por estas grandisimas pérdidas, no podemos ni debemos quedarnos enganchadas en sentimientos de venganza sino más bien de redención (perdón), reconstrucción, para seguir viviendo y conviviendo, y poder asumir el dolor de una manera sana y en positivo.

La tragedia provocada por el Covid 19 es una tragedia colectiva que nos lleva a una elaboración del duelo colectivo. Éste necesariamente se ha de basar en la positividad, en el reconocimiento; en sentimientos que faciliten reconstruir, avanzar, sentar las bases de un modelo de sociedad donde los valores prioritarios sean el bienestar y la salud de todas las personas. No tiene, no debería tener cabida el rencor, el odio, las envidias: sentimientos que inexorablemente nos pueden llevar a la destrucción total.

Afortunadamente la sociedad está dando muestras de positividad, de solidaridad, de apoyo. Y es aquí donde hemos de encuadrar los aplausos desde los balcones. Es una expresión, un ritual que nos ayuda a tomar conciencia de la fragilidad y, también, de la potencia de la humanidad. En este ritual de cada día estamos recordando los valores de la solidaridad y de la importancia de los sistemas públicos de salud. También recordamos la tragedia colectiva y cómo, para poder superarla, nos necesitamos. No es el momento de provocar crispación. Es el momento de aunar sinergias, de sentar las bases para salir de esta tragedia con una sociedad comprometida a ayudar, a reconocer, a acompañar y a restituir la paz, el afecto y el respeto.


(Foto: Free-Photo / Pixabay)

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